miércoles, 17 de febrero de 2010

Razones para dormir y despertar temprano

De las 9 - 11pm: Es el horario en el que el cuerpo realiza actividades de eliminación, químicos innecesarios y tóxicos (desintoxicación) mediante el sistema linfático de nuestro cuerpo. Este horario del día debe utilizarse en encontrar un estado de relajación, escuchando música, por ejemplo.

Generalmente a esta hora las mamás realizan actividades tales como limpiar la cocina, monitorear  que todo esté listo para la actividad del día siguiente, etc. actividades que generan un estado de falta de relajación lo que  genera un efecto negativo para la salud.
 
De las 11pm - 1am: el cuerpo realiza el proceso de desintoxicación del hígado, e idealmente debe ser procesado en un estado de sueño profundo.

Durante las primeras horas de la mañana 1 - 3am: proceso de desintoxicación de la vesícula biliar, idealmente debe suceder también en un estado de sueño profundo.

Temprano en la mañana 3 - 5am: desintoxicación de los pulmones. Es por esto que en ocasiones en este horario se producen accesos severos de tos. Cuando el  proceso de desintoxicación ha alcanzado el tracto respiratorio es mejor no tomar medicamentos para la tos ya que interfieren en el proceso de eliminación de toxinas.

Mañana 5 - 7am: desintoxicación del colon, es el horario de ir al baño a vaciar el intestino.

Durante la Mañana de 7 - 9am: absorción de nutrientes en el intestino delgado, Es el horario perfecto para tomar el desayuno. Si estás enfermo el desayuno debe tomarlo más temprano: antes de las 6:30am. El desayuno antes de las 7:30am es benéfico para aquellos que quieren mantenerse en forma. Quienes siempre se saltan el desayuno, deben procurar cambiar el hábito, siendo lo menos dañino realizarlo entre las 9:00 y 10:00 am en lugar de no hacerlo por completo.  

Dormirse tarde y despertar tarde interrumpirá el proceso de desintoxicación de químicos innecesarios de tu organismo. Además de eso debes tener en cuenta que de las 12:00 a las 4:00am es el horario en el que la médula ósea de tus huesos produce la sangre, así es que procura dormir bien y no te duermas tarde.

Los alimentos Top-Five causantes de cáncer

1.     Hot dogs

Porque son altos en nitratos. La “Cancer Prevention Coalition” advierte que los niños no deben comer más de 12 salchichas al mes. Si no  puedes vivir sin las salchichas compra de las que son hechas SIN nitrato de sodio.
  
 
2. Carnes procesadas y tocino

También contiene altos niveles de nitrato de sodio de las salchichas, contenido también en el tocino y otras carnes procesadas que además incrementan el riesgo de enfermedades del corazón. La grasa saturada en el tocino también es un gran colaborador en la generación de cáncer.  
 
3. Donas
 
Las Donas son doblemente causantes de cáncer . Primero porque son elaboradas con flúor, azúcar refinada y aceite hidrogenado, después son FRITAS a altas temperaturas.  Las donas son el primer “alimento”  de todos los que puedas comer que elevarán altamente tu riesgo de generar cáncer.

 
4. Papas fritas

Así como las donas, las papas fritas son elaboradas con aceites hidrogenados y cocinadas después a altas temperaturas. También contienen acryl amidas que se generar durante el proceso de cocción a altas temperaturas. Deberían llamarse papas cáncer en lugar de papas a la fritas

 
5. Botanas y galletas

Todas estas son usualmente elaboradas con fluor y azúcar. Hasta las que en sus etiquetas son orgullosamente presentadas como libres de grasas transgénicas generalmente los contienen solo que en cantidades menores.

Hábitos que dañan el cerebro (matan neuronas)

1. No Desayunar

La gente que no desayuna tiene bajo nivel de azúcar en la sangre. Esto genera insuficiente suministro de nutrientes al cerebro causando su degeneración paulatina.

2. Comer de más

Esto causa el endurecimiento de las arterias del cerebro, causando además  baja capacidad mental.

3. Fumar

C
ausa la disminución del tamaño cerebral y promueve además Alzheimer.


4. Consumir altas cantidades de azúcar

El alto consume de azúcar interrumpe la absorción de proteínas y nutrientes causando malnutrición y puede interferir en el desarrollo del cerebro.


5. Contaminación del aire

El cerebro es el más grande consumidor de oxígeno del cuerpo. Inhalar aire contaminado disminuye su oxigenación generando una disminución de la eficiencia cerebral.


6. Dormir poco

El dormir permite al cerebro descansar. La falta de sueño por periodos prolongados acelera la pérdida de células del cerebro.

 
7. Dormir con la cabeza cubierta  
 
Dormir con la cabeza cubierta aumenta la concentración de dióxido de carbono y disminuye el oxígeno causando efectos adversos a nuestro cerebro.


8. Hacer trabajar al cerebro cuando estamos enfermos

Trabajar y estudiar cuando estás enfermo además de la dificultad del cerebro para responder en ese estado, lo daña.

9. Falta de estimulación
  
Pensar es la major manera de estimular nuestro cerebro no hacerlo provoca que el cerebro disminuya su tamaño y por lo tanto su capacidad.


10. Practica la Conversación inteligente

Conversaciones profundas o intelectuales promueven la eficiencia cerebral

Causas principales que dañan el hígado

1. Dormirse tarde y despertarse tarde.

2. No orinar por la mañana.

3. Comer demasiado.

4. Saltarse el desayuno.

5. Consumir muchos medicamentos.

6. Consumir conservadores, colorantes, endulzantes artificiales.

7. Consumir aceites de cocina no saludables. Tanto como puedas reduce el consumo de alimentos fritos aún cuando utilices aceites sanos. No consumas alimentos fritos cuando estés cansado o enfermo a menos que seas muy delgado, pero si puedes evítalo.

8. Consumir alimentos crudos o demasiado cocidos le agregan carga al hígado.

Los vegetales deben ser comidos crudos o poco cocidos, Si consumes vegetales fritos debes hacerlo en una sola sentada, es decir no debes guardarlos para consumo posterior.
 
Debemos seguir estos consejos sin que signifique mayor gasto. Solo tenemos que adoptar un estilo de vida más sano y mejorar nuestros hábitos alimenticios. El mantener buenos hábitos de alimentación y ejercicio es muy positivo  para que nuestro organismo absorba lo que necesita y elimine los químicos en su “horario”.

Para comprender la crisis IV

Artículo publicado en La Jornada el 12 de febrero del 2010
Julio Boltvinik
■ Para comprender la crisis IV
Flores Olea: EU, locura histórica; Esquivel: México, pasividad gubernamental
La ponencia de Víctor Flores Olea en el seminario sobre la crisis, que organizó la Fundación Heberto Castillo y que he venido analizando en esta serie de entregas, comienza caracterizando el periodo de G. W. Bush en Estados Unidos como uno de locura histórica. Señala que, en opinión de muchos, la crisis actual es tan seria o más que la Gran Depresión: “la caída de Wall Street es al fundamentalismo del mercado lo que la caída del Muro de Berlín fue al comunismo”, dice citando a Stiglitz. Sin embargo, Flores Olea expresa sus dudas que estemos ante el fin del fundamentalismo del mercado por las presiones de sus beneficiaros. Cita a Stiglitz, quien dice que no fue un error sino una cascada de equivocaciones las que condujeron a la crisis actual. Enumera y comenta las siguientes: a) La permisividad de Alan Greenspan, quien al mando de la Reserva Federal permitió oleadas de liquidez, se retiró de la vigilancia de las instituciones económicas y alentó dos burbujas financieras: la de los punto com y la de los bienes raíces. b) Malos préstamos, complicados instrumentos y trampas que convirtieron al sistema financiero en un casino, mientras las autoridades “dejaron hacer, dejaron pasar”. c) La desregulación, que partió de la falsa premisa que el mercado y las instituciones se autorregulan, permitió una economía fundada en la especulación y en el traslado de la riqueza a unas cuantas manos. Flores Olea expresa aquí la duda de si Obama, con un equipo integrado por varios funcionarios que estuvieron en el origen de la crisis, será capaz de controlarlos. d) La disminución de impuestos a los ricos, instrumentada porque se pensaba que favorecería la inversión productiva, resultó un ingrediente más para favorecer la crisis porque contribuyó a la especulación. e) La tolerancia al maquillaje (fraude) contable en muchas empresas. f) Caos en las decisiones de los últimos meses del gobierno de Bush, donde se practicó una discrecionalidad casi absoluta en el rescate de empresas. Después de esta enumeración, Flores Olea analiza una las condiciones para la recuperación, la nacionalización bancaria, señalando que la confianza perdida en los sistemas financieros será una de las mayores dificultades para la recuperación. Dice que tanto Stiglitz como Krugman ven la nacionalización de los “bancos” como tal vez la mejor medida que puede tomarse, pues es una forma de salvar al sistema financiero sin otorgarles un regalo gigantesco a sus accionistas. 

Gerardo Esquivel, después de una breve reflexión sobre el carácter inédito tanto de la crisis actual como de la respuesta de política económica en Estados Unidos, identificó en su ponencia, seis canales por los cuales la crisis se sentiría en México1: 1) afectaría las exportaciones mexicanas, sobre todo a 80 por ciento que van dirigidas al mercado de Estados Unidos, lo que disminuiría el empleo en los sectores que producen bienes exportables; 2) el turismo sufriría una caída importante, puesto que uno de los primeros ajustes al reducirse el ingreso de los hogares se da en las cuestiones de esparcimiento; 3) las remesas, que constituyen la principal fuente de divisas de la economía mexicana, se reducirían afectando a grupos poblacionales de menores ingresos concentrados en ciertas regiones del país; 4) la inversión extranjera se reduciría en todo el mundo, incluido México (véase en la Gráfica la caída de la inversión Bruta Fija Total), lo que se reflejaría en pérdida de empleos; 5) el precio del petróleo bajaría y ello afectaría los ingresos del sector público, lo que tendrá un costo en términos de gasto social y en infraestructura; 6) el peso se depreciaría. Todo lo anterior, dijo Esquivel, afectaría fuertemente la actividad económica y el empleo. Estimó una caída de hasta 6 por ciento en el PIB en 2009, hizo notar que sería similar a la de 1995, y pronosticó que la recuperación sería más lenta que en la crisis anterior por la falta de dinamismo de la economía mundial. Ahora sabemos que la caída fue todavía mayor (a pesar de que el pronóstico del autor casi triplicaba el del Banco de México en ese momento), mientras su vaticinio de una recuperación lenta sigue siendo acertado. Esquivel critica la actitud pasiva del gobierno mexicano y afirma que “a diferencia de lo que ocurre en otros países, en México las decisiones de política económica parecen responder a una lógica muy distinta a la de una situación de crisis”, lo que ejemplifica con la política del Banco de México de mantener altas tasas de interés, derivada de la percepción de que el riesgo inflacionario es todavía alto; y con la política de la SHCP que, “en vez de plantear la necesidad de un estímulo fiscal importante que pudiera compensar al menos parcialmente el choque negativo externo, ha decidido que esto no es necesario y se ha empecinado en aumentar el precio de insumos clave, como la gasolina y el diesel...”. El autor califica las medidas de política contra la crisis, anunciadas por el gobierno federal a principios de 2009, como “notoriamente insuficientes para atender un problema de actividad económica y empleo como el que es previsible anticipar para el país”. 

Esquivel propone cinco medidas de política: 1) Enfrentar la crisis mediante una combinación acertada de políticas fiscales y monetarias expansivas, para lo cual es “necesario revisar el mandato del Banco de México...hacia un esquema con un objetivo dual (inflación y crecimiento). 2) “Revisar la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria que, al establecer un Déficit Fiscal Cero, limita enormemente la capacidad del gobierno de realizar políticas contracíclicas... debería establecerse una Regla Fiscal Estructural que nos permita ahorrar recursos en época de bonanza, los cuales podrían ser gastados en épocas de crisis”. 3) En ausencia de una reforma más general, debería establecerse un Seguro de Desempleo para los trabajadores formales que pueda ser el inicio de una verdadera reforma social y laboral en el país... [y que] tendría enormes beneficios para los trabajadores, además de que se volvería un programa anticíclico implícito en el diseño mismo de la política económica... [y] generaría incentivos muy importantes para que los trabajadores buscaran formalizarse...” 4) “Debe revisarse a la baja la tasa del IETU, ya que este impuesto, diseñado como un impuesto de control en épocas de crecimiento, puede tener efectos perniciosos en un momento de recesión, al obligar a muchas empresas a pagar impuestos a pesar de que estén incurriendo en pérdidas”. 5) Revisar a fondo el gasto público e implementar un verdadero programa de austeridad y eliminación de gastos superfluos, y destinar los recursos así ahorrados a gasto social y de infraestructura. Pocas medidas pero importantes y coherentes para establecer una política económica keynesiana y sustituir la neoliberal vigente. Araceli Damián, en su ponencia, coincide con las propuestas 1 y 2, y en la suya, Pablo Yanes coincide con la 1. Ambas propuestas han sido reiteradas por los partidos de izquierda.

Para comprender la crisis III

Artículo publicado en La Jornada el 22 de enero del 2010
Julio Boltvinik
■ Para comprender la crisis III


Guillén: crisis del régimen de acumulación con dominación financiera
Arturo Guillén presentó una ponencia1 en la que se propone analizar los orígenes, causas y repercusiones de la crisis mundial. Sintetiza así su planteamiento inicial:
“El boom inmobiliario acompañó al boom de la nueva economía de los años noventa. Al concluir éste con la caída del Nasdaq, el sector inmobiliario continuó su expansión. La recesión 2000-2001 fue suave, en gran medida... [porque] la ‘burbuja de la nueva economía’ fue sustituida por la ‘burbuja de la vivienda’. El mundo siguió financiando el déficit en cuenta corriente de Estados Unidos, lo que facilitó el sostenimiento del consumo y de la inversión [en este país]”.
Aunque aquí percibe con gran claridad el papel de las burbujas, Guillén no da el paso adicional: sostener que las economías capitalistas necesitan hoy estas burbujas, como lo hacen los neomarxistas Foster y Magdoff, seguidores de Baran y Sweezy2. Describe cómo entre 2000 y 2005 se aceleró el ritmo de inflado de la burbuja inmobiliaria y presenta una cronología de la crisis inmobiliaria: el crecimiento en la cartera vencida de las hipotecas subprime, la caída en la venta de viviendas, en el mercado de bonos y derivados vinculados al mercado inmobiliario, y en la bolsa de valores que se había venido inflando por influjo de la burbuja inmobiliaria. Explica que el auge artificial había impregnado todo el sistema financiero y que, por ello, fue afectado en su totalidad por el estallido de la burbuja inmobiliaria; explica también el carácter internacional de su inflado y estallido y, por ende, el carácter mundial de la crisis. Advierte que las bruscas bajas en las tasas de interés decretadas por la Fed (banco central de Estados Unidos) y por otros bancos centrales, conllevan el riego de deflación (baja de precios: lo opuesto a la inflación) como la que vivió Japón en los noventas.
Guillén busca “las causas de fondo” de ésta, la más severa de las crisis desde la Gran Depresión, en la explicación que la escuela regulacionista (Aglietta, Chesnais y otros) fórmula de la crisis de los setenta: como crisis del modo de regulación y del régimen de acumulación fordista. Guillén concibe también como una crisis asociada a la baja de la tasa de ganancia y que llevó, como reacción, a un conjunto de transformaciones impulsadas por los segmentos más poderosos del capital y por los gobiernos, para “hacer frente a los problemas de valorización del capital”, entre ellas “una ofensiva de gran envergadura del capital contra el trabajo que aún continúa y que se acentúa con la crisis global con el fin de contrarrestar la baja en la tasa de ganancia”. Entre las medidas de esta ofensiva incluye la “instauración de un régimen de acumulación con dominación financiera” (ofinanciarización), que en la ponencia de Boltvinik aparece no como algo deliberado sino como una forma espontánea de keynesianismo privado. Guillén explica que la financiarización significa que la esfera financiera somete a la economía real a sus necesidades; que el valor de mercado de las acciones pasa a ser el criterio de rentabilidad de la empresa; y que ésta queda ahora sometida a los accionistas mediante controles a priori y ya no sólo a posteriori. En la esfera financiera la financiarización se expresa, añade, por la bursatilización, el papel creciente de la banca de inversión, los fondos institucionales y otros fondos privados. Sin embargo, lejos de brindar mayor estabilidad estructural, el régimen de acumulación con dominación financiera elevó la fragilidad y los riesgos sistémicos de la estructura financiera, precisa.
Guillén sostiene que la crisis actual es una crisis de deuda-deflación “como lo han sido todas las grandes crisis financieras del capitalismo”, pero afirma que ahora la deflación abierta es contenida por la política monetaria y fiscal y se “manifiesta a través de periodos prolongados de estancamiento económico con la reproducción de estructuras financieras frágiles validadas con el uso de los mecanismos estatales anti-depresión”, como los programas de salvamento (compras estatales de bonos y derivados tóxicos). Sin embargo, añade, no siempre se logra contener la deflación abierta: en marzo de 2009 “los precios al consumidor registraron una declinación de 0.4 por ciento, la primera desde 1955” en Estados Unidos, y en agosto de 2009 “veintiún países registraron decrecimientos mensuales en los precios al consumidor”. Señala que, aunque a partir de marzo de 2009 se está inflando una nueva burbuja bursátil (que lleva ya un aumento acumulado de 64 por ciento en el índice mundial de bolsas, MSCI), “está por verse si es sostenible”, pues es bueno recordar, añade, que las “bolsas tuvieron durante la depresión de los años treinta episodios pasajeros de optimismo, por algunas semanas o meses, para volver posteriormente de nuevo a la apatía”, y que “algo semejante ocurrió en Japón durante los años noventa”. Por otra parte, señala que “la crisis inmobiliaria representa el colapso de la bursatilización y, en un sentido más amplio, de un régimen de acumulación dominado por las finanzas”. Concluye, por ello, que las posibilidades de que Estados Unidos repita la experiencia japonesa de estancamiento económico durante toda una década, están abiertas.
Describe lo que llama el “despliegue de la recesión generalizada” con datos del PIB hasta el tercer trimestre de 2009 y del desempleo hasta noviembre de 2009, para concluir que la actividad económica se ha paralizado en prácticamente todo el mundo con una sincronía sin precedentes. Oficialmente la recesión en EU tenía ya una duración de 20 meses, señala, haciendo de éste el ciclo depresivo más largo de la posguerra. En sus datos se aprecia que el PIB se contrajo durante cuatro trimestres consecutivos con un pequeño rebote en el tercer trimestre de 2009 y que la inversión fija lleva ya siete trimestres de contracción continua. Guillén identifica que al primer trimestre de 2009 se encontraban, con el criterio convencional, en recesión más de 20 países. La tasa de desempleo abierto en Estados Unidos más que se duplicó entre febrero de 2008 y noviembre de 2009 (de 4.8 por ciento a 10 por ciento) y en la Unión Europea aumentó en 50 por ciento: de 6.7 por ciento a 10 por ciento (véase gráfica) y todas las predicciones apuntan a que, aunque se recuperara la economía, el empleo no lo haría sino, en el mejor de los casos, mucho después. Guillén termina con una observación muy aguda:
Si bien los programas anticrisis de los gobiernos han implicado la movilización de enormes sumas de capital para estabilizar los mercados financieros y para contener la recesión, pareciera partirse de la idea de que una vez controlada la crisis mediante mecanismos keynesianos, todo volverá a ser como antes y el orden neoliberal será reestablecido sólo mediante ajustes menores. Los bancos y las corporaciones vuelven a las andadas y reanudan el carrusel de la especulación. ¡Business as usual!