TELÉFONO DE EMERGENCIAS: CELULAR - EMERGENCIAS 088.
PARA TODOS LOS QUE TRAEN TELELEFONO CELULAR LES INFORMO QUE YA PUEDEN REPORTAR ACCIDENTES, HERIDOS,EMERGENCIAS EN CARRETERAS, DELITOS DE CARACTER FEDERAL COMO
NARCOTRAFICO, SECUESTROS, CONTRABANDO, ASALTO EN CARRETERAS, ETC., DESDE TU CELULAR. SOLO TIENES QUE MARCAR 088, ES A NIVEL NACIONAL Y NO TIENE NINGUN COSTO. APLICA PARA CELULARES DIGITALES Y GSM, DE SISTEMA AMIGO O POR CONTRATO.
En el mundo actual tenemos un alto nivel de incertidumbre al tomar decisiones por el cúmulo de información que nos rodea, solamente la búsqueda del conocimiento y su análisis nos acercará a la verdad y por ende tomar decisiones apropiadas. Espero que con DEBES SABER, tengas una mejor visión y comprensión de algunos temas relevantes, las demás etiquetas son un complemento.
domingo, 17 de enero de 2010
viernes, 15 de enero de 2010
Para comprender la crisis II
Artículo publicado en La Jornada el 15 de enero del 2010
Julio Boltvinik
■ Para comprender la crisis II
Julio Boltvinik
■ Para comprender la crisis II
Luis Arizmendi, en el Seminario de la Fundación Heberto Castillosobre la crisis que vengo reseñando en esta serie, presentó una ponencia llena de ideas y conceptos esclarecedores. Empieza señalando que la crisis contemporánea es la crisis más compleja, de mayores alcances y riesgos de la historia moderna y que llegó a contrapelo de la euforia que acompañó el crecimiento de fin del siglo XX y primeros años del XXI, visto como el símbolo de un nuevo capitalismo que, al globalizarse con el neoliberalismo, llegaba para vencer y dejar atrás la repetición cíclica de las crisis. En el discurso convencional, agrega, el desarrollo del poder planetario, que depreda la naturaleza y la sociedad, se transfigura en la ilusión de un progreso económico y social indetenible. Arizmedi añade que la teoría crítica se vuelve imprescindible ante esta crisis radical, y subraya la vigencia de la formulada por Marx. En las crisis, de modo cada vez más esquizoide se entrecruzan progreso y devastación, dice Arizmedi, y podemos añadir que esto es aplicable al capitalismo incluso sin crisis. Hace explícito un rasgo del capitalismo implícito en la ponencia de Bartra (véase entrega del 08/01/10): Sin dejar de ser efectivos los adelantos de la técnica moderna, otras trayectorias enteramente posibles de desarrollo tecnológico son bloqueadas para hacer prevalecer las que sirven al poder planetario. Porque pone en riesgo los fundamentos sociales y naturales mismos de la civilización, la crisis actual es caracterizada, brillantemente por Arizmedi, como crisis epocal que se conforma, y en ello consistiría su especificidad, por tres crisis: 1) el colapso de la configuración neoliberal de la mundialización capitalista; 2) la cuarta gran crisis de la historia del capitalismo moderno; y 3) la crisis ambiental mundializada. Abordo sólo las dos primeras por razones de espacio.
Arizmedi sostiene que la configuración actual del capitalismo no es neoliberal, porque (siguiendo a Wallerstein) sostiene que la configuración liberal actuaba como contrapeso de la violencia económica anónima que conlleva el capitalismo, impulsando la elevación del nivel de vida de la población e introduciendo procesos electorales (no democracia, porque se trata de un simulacro para rotar el poder entre grupos de la clase política funcionales al poder empresarial). Por ello el nombre neoliberal le parece un eufemismo y lo sustituye por el de configuración cínica que es aquella que deja operar sin restricciones el dejar hacer, dejar pasar, para hacer del mercado la entidad que define los heridos y los muertos. Aunque para muchos de nosotros el dejar hacer, dejar pasar es el lema del liberalismo, la clasificación de configuraciones capitalistas que presenta Arizmedi(que incluye la fascista) es muy sugerente: en la medida, dice, en que el cinismo constituyó una configuración que desmontó múltiples restricciones, privatizando, subordinando a las naciones al mercado planetario, propició desregulaciones de tal alcance que impactaron negativamente el proceso de reproducción social que se expresa en la crisis mundial alimentaria y en la mundialización de la pobreza.
Tipifica tres configuraciones de la economía mundial alimentaria en el Siglo XX. La segunda de ellas, el predominio mundial de la agricultura de EU y subordinación y dependencia alimentaria del grueso de naciones, se basó en el desfinanciamiento estratégico del campo en muchos países subdesarrollados (incluido México), combinado con enormes subsidios a la producción cerealera en EU. La crisis alimentaria, concluye, es el tránsito de la vulnerabilidad al hambre, no porque estas naciones carezcan de la capacidad productiva para autoalimentarse, sino porque sus capacidades económicas son cínicamente refrenadas para garantizar ganancias extraordinarias para las transnacionales. La mundialización de la pobreza revela, dice Arizmedi, el profundo impacto generado por el cinismo histórico, lo que ilustra con cifras de un trabajo reciente de Hábitat (organismo de la ONU que se ocupa de la vivienda y su entorno) que muestran que el neoliberalismo ha incrementado la pobreza urbana en las cerca de 250 mil áreas urbanas hiperdegradadas (slums) existentes (véase gráfica). Arizmedi argumenta que la liberalización internacional de flujos de capital y mercancías (pero no de la fuerza de trabajo), llevó a una drástica reducción de los salariaos internacionales. Concluye señalando que los slums son la concreción histórica de la configuración cínica del capitalismo porque incluso con crecimiento económico el capitalismo de la vuelta de siglo produjo el mayor ejército internacional de reserva de su historia, lo que se agudizará con la crisis. Al concentrar la mirada en los slums, Arizmendi pone el dedo en la llaga del creciente desempleo y pobreza urbanas, pero deja fuera la creciente pobreza rural que su propio análisis de la crisis alimentaria y el de Bartra sobre la crisis del modelo capitalista en la agricultura, ponen de relieve.
Arizmedi identifica a la actual como la cuarta gran crisis del capitalismo, cuyo problema de fondo es que ante la tendencia hacia la automatización total del proceso productivo, tiene que imponer una tendencia inversa para mantener a los trabajadores en la producción y garantizar la generación incesante de plusvalía, porque de otro modo padecería su muerte. Por ello el capitalismo tiene, necesariamente, queentremezclar progreso y devastación. El decrecimiento económico, el aumento del desempleo mundial, la represión salarial, la disminución drástica de las remesas y el retorno de los migrantes, señala, constituyen efectos de la cuarta gran crisis que se vienen a sumar a la mundialización de la pobreza y a la crisis alimentaria, productos del capitalismo cínico. Explica la mundialización de la economía criminal por el altísimo nivel de desempleo juvenil mundial anterior a la crisis y la mundialización de la pobreza.
Al explorar críticamente la encrucijada de nuestro tiempo, abre la posibilidad de una transición que trascienda al capitalismo ya que, dice, en términos negativos la crisis ha puesto en el escenario la necesidad de un profundo cambio histórico, y en términos positivos existe hoy la capacidad material para volver realidad medidas de respuesta inéditas ante la crisis. Se requieren formas de [lucha] anticrisis que hagan valer anti y transcapitalistamente principios de seguridad de la reproducción nacional e internacional. Entre ellas destaca el principio de la desmercantilización y el proyecto del Ingreso Ciudadano Universal (ICU) que garantiza la reproducción vital de la sociedad desestructurando la mediación del mercado y que le quita el carácter obligatorio a la venta de la fuerza de trabajo: para los dominados modernos, dice, el ICU instalaría un cierto grado de independencia económica. Hubo aquí un amplio consenso en el Seminario de la Fundación Heberto Castillo, pues también en las ponencias de Damián, Yanes y Boltvinik se propone la puesta en práctica del ICU como salida anticrisis y como medida de transformación social.
jbolt@colmex.mx
sábado, 9 de enero de 2010
Presentaciones en reunión AIPM del 09 de enero/2010
Presentaciones que no pudieron ser enviadas por correo electrónico, reunión de la Asociación de Ingenieros Petroleros de México, A.C., Coordinación Querétaro, del 09 de enero del 2010.
Presentación de Historia de Querétaro, Parte 1
Presentación de calentadores solares Siesol
Presentación de Historia de Querétaro, Parte 1
Presentación de calentadores solares Siesol
viernes, 8 de enero de 2010
Para comprender la crisis I
Artículo publicado en La Jornada el 08 de enero del 2010
Julio Boltvinik
■ Para comprender la crisis / I
■ Armando Bartra y el Sexto Sol
El seminario La crisis capitalista mundial actual, organizado por la Fundación Heberto Castillo (FHC), se propuso examinar, en tres mesas redondas celebradas en el primer trimestre de 2009, los orígenes, la especificidad y consecuencias (en México y el mundo) de la crisis mundial iniciada en 2007. La primera mesa redonda se propuso explorar los orígenes de la crisis y en ella fueron ponentes Arturo Guillén y Víctor Flores Olea. La segunda mesa redonda se diseñó con la intención de explorar la especificidad de esta crisis y analizar la validez actual de las explicaciones marxistas. En ella participaron Armando Bartra, Luis Arizmendi y Julio Boltvinik. La tercera y última mesa se dedicó a explorar las consecuencias económicas y sociales de la crisis mundial en México. En ella participaron Gerardo Esquivel, Araceli Damián y Pablo Yanes. Me tocó a mí la coordinación del seminario y la preparación de las memorias (que pronto verán la luz). En la serie que hoy inicio, comentaré algunas ponencias tratando de destacar en qué nos ayudan a comprender la crisis. La brillante y original ponencia de Armando Bartra (AB), Sexto sol, tiene como trasfondo una bella cosmogonía prehispánica sobre los cinco soles que le sirve para enmarcar la idea del fin de época al que hemos llegado (y la necesidad de inaugurar el sexto sol), a lo cual nos resistimos por nuestra visión lineal del tiempo y el mito del progreso: “el devenir concebido como ineluctable marcha en ancas del desarrollo científico-tecnológico hacia un orden de abundancia total y certeza plena”. Por ello no nos percatamos de que vivimos una crisis civilizatoria inédita por sus múltiples dimensiones y su radical globalidad, que AB caracteriza así:
“...no es una crisis económica más, es un fin de fiesta, un cambio de época... los que se desfondaron no son sólo el entramado financiero, la producción y el mercado, también están exhaustos el modo de relacionarse con la naturaleza, los patrones de consumo y de urbanización, el modelo científico-tecnológico, el imaginario colectivo, la socialidad, la política, el Estado... Se esfuma igualmente el paradigma del progreso y con él la negación del pasado y la fetichización del porvenir... En un suspiro cósmico se consumió hasta la raíz nuestro modo de ser-en-el-mundo”.
AB aborda el pensamiento de Marx, de Baran-Sweezy y de Rosa Luxemburgo. Critica los abordajes endógenos (de los que exculpa sólo a Luxemburgo) porque:
“pecan de la misma unilateralidad economicista. Cojera que comparten con el sistema... Pero la crisis... es también y ante todo la crisis de una ruptura y una inversión por las que la esfera económica se autonomizó y se impuso sobre el resto de las relaciones sociales...es la crisis de la dictadura del valor de cambio sobre el valor de uso por la que hombre y naturaleza devinieron mercancías ficticias...es la crisis del avasallamiento del hombre de carne y hueso por el hombre de hierro. Y una crisis así demanda esclarecer las contradicciones endógenas del sistema económico en que se gesta, pero también y con más razón las exógenas... dar cuenta igualmente de los problemas que aquejan al valor de uso: la devastación capitalista del hombre y la naturaleza”.
A contrapelo de las tesis usuales, sostiene que la crisis actual es crisis de escasez y no de abundancia (lo que resulta muy polémico):
“Y es que el capitalismo contemporáneo no es un mundo de abundancia inicuamente distribuida sino un mundo de escasez extrema y generalizada, un mundo donde el agotamiento de los recursos naturales y sociales –incluyendo el espacio y el tiempo– ya no afecta sólo a los pobres sino también a los ricos, un mundo donde la amenaza de extinción pende sobre la propia especie humana.”
Bartra enumera seis “pústulas”, seis crisis: desorden climático, petróleo caro, guerras, hambruna, éxodo y depresión económica, que:
“remiten a la factura profunda –ontológica– del modo capitalista de producir; al pecado original del absolutismo librecambista consistente en que, como un Midas del código de barras, todo lo transforma en mercancía, incluso al hombre y la naturaleza –que proverbialmente no lo son– pero también al dinero que es un medio de cambio y no un producto entre otros”.
Bartra sostiene que, aparte de los seis flagelos, una fractura “mayor y transversal al sistema es el carácter progresivamente rentista del capitalismo”. Ejemplifica con el petróleo, la mayor parte de cuyo valor es renta, a la que define como “la forma que adopta en el mercado el beneficio económico que le genera al capital el empleo productivo de un bien natural escaso y diferenciado... tierra, agua, aire, biodiversidad, recursos del subsuelo, franjas del espectro electromagnético, ubicaciones privilegiadas”. Concibe la renta como “epifenómeno de la escasez, cuando ésta se presenta en el contexto de la producción capitalista”. Para reforzar su tesis de la escasez radical que produce el capitalismo, afirma que “hoy son escasos recursos naturales que hace 200 años parecían inagotables”. Sobre este punto analiza el pensamiento de David Ricardo, quien en su opinión desarrolló la concepción más penetrante sobre la renta. Concluye:
“La renta no es una perversión ocasional, un sobrelucro infrecuente y marginal. Estamos rodeados de rentas por todas partes...un sistema que debía sustentarse... en la acumulación de plusvalía generada por la inversión productiva, no sólo reproduce sino que amplía las fuentes de ingreso de raigambre precapitalista sustentadas... en la apropiación de recursos escasos... el capitalismo realmente existente se reveló como un sistema rentista donde la inversión productiva es un medio para realizar las rentas...”.
Ideas muy originales y sugerentes que, sin embargo, dejan fuera la renta más importante (como se apreció en las ponencias de Guillén y Boltvinik): la del dinero (Véase gráfica). Al final de su ponencia, AB mira hacia adelante:
“Necesitamos paradigmas alternos, necesitamos jubilar al capitalismo y despedir a sus acólitos, necesitamos desguazar al ‘autómata animado’ y fundir al ‘hombre de hierro’, necesitamos airear o de plano reinventar el Estado, necesitamos zurcir el tejido social... Y todo esto lo necesitamos no para ser libres, sabios, opulentos y felices sino simplemente para seguir vivos. Basta de prometer las perlas de la virgen al triunfo de ‘la revolución’; lo inmediato es parar el ‘molino satánico’ desbocado, después, ya veremos”.
En ese estilo informal que lo caracteriza, continúa diciendo:
“Todo indica que llegamos a un fin de capítulo en la gran narrativa histórica. Entre zapatazos y abucheos concluyó una de las fases más desmecatadas del capitalismo, y el mercantilismo absoluto está exhausto. La gran pregunta es quién pagará los platos rotos... Si el malcriado la libra con un zape, el costo correrá por nuestra cuenta y lo más probable es que vuelva a las andadas. En cambio, si se nos ocurre pronto un modo de producir que no se le hinque a las ganancias y nos animamos a ensayarlo, seguramente el precio será menor y el futuro más soleado”
Y en el párrafo final anuncia el Sexto Sol:
“Los de antes estaban en lo cierto: la historia es una narración integrada por capítulos sucesivos. Y el nuestro terminó. En cambio, me parece que los antiguos andaban errados al dejar en manos de los dioses la autoría de la novela... El sexto sol está a las puertas, pongámosle título al nuevo capítulo y empecemos a escribir...”
Julio Boltvinik
■ Para comprender la crisis / I
■ Armando Bartra y el Sexto Sol
El seminario La crisis capitalista mundial actual, organizado por la Fundación Heberto Castillo (FHC), se propuso examinar, en tres mesas redondas celebradas en el primer trimestre de 2009, los orígenes, la especificidad y consecuencias (en México y el mundo) de la crisis mundial iniciada en 2007. La primera mesa redonda se propuso explorar los orígenes de la crisis y en ella fueron ponentes Arturo Guillén y Víctor Flores Olea. La segunda mesa redonda se diseñó con la intención de explorar la especificidad de esta crisis y analizar la validez actual de las explicaciones marxistas. En ella participaron Armando Bartra, Luis Arizmendi y Julio Boltvinik. La tercera y última mesa se dedicó a explorar las consecuencias económicas y sociales de la crisis mundial en México. En ella participaron Gerardo Esquivel, Araceli Damián y Pablo Yanes. Me tocó a mí la coordinación del seminario y la preparación de las memorias (que pronto verán la luz). En la serie que hoy inicio, comentaré algunas ponencias tratando de destacar en qué nos ayudan a comprender la crisis. La brillante y original ponencia de Armando Bartra (AB), Sexto sol, tiene como trasfondo una bella cosmogonía prehispánica sobre los cinco soles que le sirve para enmarcar la idea del fin de época al que hemos llegado (y la necesidad de inaugurar el sexto sol), a lo cual nos resistimos por nuestra visión lineal del tiempo y el mito del progreso: “el devenir concebido como ineluctable marcha en ancas del desarrollo científico-tecnológico hacia un orden de abundancia total y certeza plena”. Por ello no nos percatamos de que vivimos una crisis civilizatoria inédita por sus múltiples dimensiones y su radical globalidad, que AB caracteriza así:
“...no es una crisis económica más, es un fin de fiesta, un cambio de época... los que se desfondaron no son sólo el entramado financiero, la producción y el mercado, también están exhaustos el modo de relacionarse con la naturaleza, los patrones de consumo y de urbanización, el modelo científico-tecnológico, el imaginario colectivo, la socialidad, la política, el Estado... Se esfuma igualmente el paradigma del progreso y con él la negación del pasado y la fetichización del porvenir... En un suspiro cósmico se consumió hasta la raíz nuestro modo de ser-en-el-mundo”.
AB aborda el pensamiento de Marx, de Baran-Sweezy y de Rosa Luxemburgo. Critica los abordajes endógenos (de los que exculpa sólo a Luxemburgo) porque:
“pecan de la misma unilateralidad economicista. Cojera que comparten con el sistema... Pero la crisis... es también y ante todo la crisis de una ruptura y una inversión por las que la esfera económica se autonomizó y se impuso sobre el resto de las relaciones sociales...es la crisis de la dictadura del valor de cambio sobre el valor de uso por la que hombre y naturaleza devinieron mercancías ficticias...es la crisis del avasallamiento del hombre de carne y hueso por el hombre de hierro. Y una crisis así demanda esclarecer las contradicciones endógenas del sistema económico en que se gesta, pero también y con más razón las exógenas... dar cuenta igualmente de los problemas que aquejan al valor de uso: la devastación capitalista del hombre y la naturaleza”.
A contrapelo de las tesis usuales, sostiene que la crisis actual es crisis de escasez y no de abundancia (lo que resulta muy polémico):
“Y es que el capitalismo contemporáneo no es un mundo de abundancia inicuamente distribuida sino un mundo de escasez extrema y generalizada, un mundo donde el agotamiento de los recursos naturales y sociales –incluyendo el espacio y el tiempo– ya no afecta sólo a los pobres sino también a los ricos, un mundo donde la amenaza de extinción pende sobre la propia especie humana.”
Bartra enumera seis “pústulas”, seis crisis: desorden climático, petróleo caro, guerras, hambruna, éxodo y depresión económica, que:
“remiten a la factura profunda –ontológica– del modo capitalista de producir; al pecado original del absolutismo librecambista consistente en que, como un Midas del código de barras, todo lo transforma en mercancía, incluso al hombre y la naturaleza –que proverbialmente no lo son– pero también al dinero que es un medio de cambio y no un producto entre otros”.
Bartra sostiene que, aparte de los seis flagelos, una fractura “mayor y transversal al sistema es el carácter progresivamente rentista del capitalismo”. Ejemplifica con el petróleo, la mayor parte de cuyo valor es renta, a la que define como “la forma que adopta en el mercado el beneficio económico que le genera al capital el empleo productivo de un bien natural escaso y diferenciado... tierra, agua, aire, biodiversidad, recursos del subsuelo, franjas del espectro electromagnético, ubicaciones privilegiadas”. Concibe la renta como “epifenómeno de la escasez, cuando ésta se presenta en el contexto de la producción capitalista”. Para reforzar su tesis de la escasez radical que produce el capitalismo, afirma que “hoy son escasos recursos naturales que hace 200 años parecían inagotables”. Sobre este punto analiza el pensamiento de David Ricardo, quien en su opinión desarrolló la concepción más penetrante sobre la renta. Concluye:
“La renta no es una perversión ocasional, un sobrelucro infrecuente y marginal. Estamos rodeados de rentas por todas partes...un sistema que debía sustentarse... en la acumulación de plusvalía generada por la inversión productiva, no sólo reproduce sino que amplía las fuentes de ingreso de raigambre precapitalista sustentadas... en la apropiación de recursos escasos... el capitalismo realmente existente se reveló como un sistema rentista donde la inversión productiva es un medio para realizar las rentas...”.
Ideas muy originales y sugerentes que, sin embargo, dejan fuera la renta más importante (como se apreció en las ponencias de Guillén y Boltvinik): la del dinero (Véase gráfica). Al final de su ponencia, AB mira hacia adelante:
“Necesitamos paradigmas alternos, necesitamos jubilar al capitalismo y despedir a sus acólitos, necesitamos desguazar al ‘autómata animado’ y fundir al ‘hombre de hierro’, necesitamos airear o de plano reinventar el Estado, necesitamos zurcir el tejido social... Y todo esto lo necesitamos no para ser libres, sabios, opulentos y felices sino simplemente para seguir vivos. Basta de prometer las perlas de la virgen al triunfo de ‘la revolución’; lo inmediato es parar el ‘molino satánico’ desbocado, después, ya veremos”.
En ese estilo informal que lo caracteriza, continúa diciendo:
“Todo indica que llegamos a un fin de capítulo en la gran narrativa histórica. Entre zapatazos y abucheos concluyó una de las fases más desmecatadas del capitalismo, y el mercantilismo absoluto está exhausto. La gran pregunta es quién pagará los platos rotos... Si el malcriado la libra con un zape, el costo correrá por nuestra cuenta y lo más probable es que vuelva a las andadas. En cambio, si se nos ocurre pronto un modo de producir que no se le hinque a las ganancias y nos animamos a ensayarlo, seguramente el precio será menor y el futuro más soleado”
Y en el párrafo final anuncia el Sexto Sol:
“Los de antes estaban en lo cierto: la historia es una narración integrada por capítulos sucesivos. Y el nuestro terminó. En cambio, me parece que los antiguos andaban errados al dejar en manos de los dioses la autoría de la novela... El sexto sol está a las puertas, pongámosle título al nuevo capítulo y empecemos a escribir...”
domingo, 3 de enero de 2010
La tercera Revolución Mexicana
Reporte Indigo en una edición especial nos presenta lo que sucedió en 1810, 1910 y un escenario probable en 2010.
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Tren chino corre a 350 km/hr.
Una línea ferroviaria de mil 100 kilómetros que conecta las ciudades de Wuhan y Cantón; tres horas de viaje a 350 kilómetros por hora; obra con un costo de 11 mil 900 millones de euro. China puso a circular oficialmente este sábado el tren más rápido del mundo, en un convoy de diseño ultramoderno que enlazará las ciudades de Wuhan, en el centro del país, y Cantón, en el sur del gigante asiático. Los trenes viajan a una media de 350 kilómetros por hora, velocidad que supera en medio centenar la del hasta ahora recordista, el famoso Tren Bala japonés.
Los dos primeros vehículos sobre rieles salieron de Wuhan y Cantón a las 09.00 horas (9.00 de la noche del viernes, hora de Cuba) y realizaron el trayecto en tan sólo tres horas, con una reducción de siete horas y media respecto al traslado por medios convencionales.
Las pruebas se iniciaron desde el pasado 9 de diciembre, y durante las mismas se alcanzó una velocidad máxima de 394,2 kilómetros por hora.
"Costó más de 20 años elevar la velocidad de los trenes de pasajeros de los 43 kilómetros hora de 1978 a los 100 kilómetros hora de 2001, pero en sólo nueve años lo hemos triplicado hasta los 350 kilómetros hora", ha explicado satisfecho el ingeniero general Xu Fangliang, encargado del diseño de la vía de alta velocidad Wuhan-Cantón. Xu ha comparado el nuevo tren con los de Japón, de 243 kilómetros por hora de velocidad media, Alemania, 232, o Francia, 277. En el próximo trienio China pondrá en funcionamiento 42 nuevas líneas de alta velocidad, con una longitud total de 13.000 kilómetros que permitirán prestar servicio a más del 90 por ciento de los habitantes del país más poblado del mundo.
Un portavoz del Ministerio de Ferrocarriles chino, Wang Yongping, ha afirmado que en 2012 se podrá llegar de Pekín a la mayoría de las ciudades importantes de China en menos de ocho horas. Así, en tres años el viaje de Pekín a Hong Kong se podrá hacer en 8 horas, frente a las 23 horas que dura actualmente. El viaje de Shanghai a Hong Kong, que dura ahora 18 horas, se hará en 6, aseguró Wang.
Los dos primeros vehículos sobre rieles salieron de Wuhan y Cantón a las 09.00 horas (9.00 de la noche del viernes, hora de Cuba) y realizaron el trayecto en tan sólo tres horas, con una reducción de siete horas y media respecto al traslado por medios convencionales.
Las pruebas se iniciaron desde el pasado 9 de diciembre, y durante las mismas se alcanzó una velocidad máxima de 394,2 kilómetros por hora.
"Costó más de 20 años elevar la velocidad de los trenes de pasajeros de los 43 kilómetros hora de 1978 a los 100 kilómetros hora de 2001, pero en sólo nueve años lo hemos triplicado hasta los 350 kilómetros hora", ha explicado satisfecho el ingeniero general Xu Fangliang, encargado del diseño de la vía de alta velocidad Wuhan-Cantón. Xu ha comparado el nuevo tren con los de Japón, de 243 kilómetros por hora de velocidad media, Alemania, 232, o Francia, 277. En el próximo trienio China pondrá en funcionamiento 42 nuevas líneas de alta velocidad, con una longitud total de 13.000 kilómetros que permitirán prestar servicio a más del 90 por ciento de los habitantes del país más poblado del mundo.
Un portavoz del Ministerio de Ferrocarriles chino, Wang Yongping, ha afirmado que en 2012 se podrá llegar de Pekín a la mayoría de las ciudades importantes de China en menos de ocho horas. Así, en tres años el viaje de Pekín a Hong Kong se podrá hacer en 8 horas, frente a las 23 horas que dura actualmente. El viaje de Shanghai a Hong Kong, que dura ahora 18 horas, se hará en 6, aseguró Wang.
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