sábado, 31 de julio de 2010

Cactáceas, alimento saqueado


La Jornada 31 de julio de 2010
Cactáceas, alimento saqueado
MARIANA NORANDI
México es el centro de origen de cactáceas más importante del mundo. De las mil 200 especies que existen en el continente americano, 870 se localizan en territorio nacional.
Las cactáceas, que forman parte inseparable del paisaje mexicano, enfrentan serias amenazas, como el cambio del uso del suelo, la destrucción de su hábitat, el saqueo, el cambio climático o, recientemente, la probable invasión de una especie exótica que acabaría con el tejido de estas plantas.
Si el país aprovechara la megadiversidad de cactáceas que posee, no sólo podría abrir nuevas vetas productivas en beneficio del desarrollo económico nacional, sino que su explotación contribuiría a la protección y conservación de los cactus, asegura Alfonso Valiente Banuet, jefe del departamento de Ecología de la Biodiversidad, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Valiente Banuet lleva alrededor de 30 años estudiando cactáceas, y el conocimiento que ha ido acumulando a lo largo de estas tres décadas derriba mitos y creencias populares petrificadas en el imaginario social, como que los cactus son plantas que habitan en los desiertos más extremos, que no requieren de muchos cuidados, que se adaptan a la escasez de agua o la falta de sombra, y que son organismos tan resistentes que podrían sobrevivir a cualquier cambio climático.
“La mayoría de los cactus columnares no están en las zonas más secas, sino en el centro de México y esto tiene que ver con lo que ocurrió hace 65 millones de años”, explica.
Agrega que analizando las palioflores (flora fósil) se puede conocer la evolución de las cactáceas, y lo que ya se ha descubierto es que la evolución de los cactus columnares estuvo relacionada con la de los murciélagos nectívoros que los polinizaban, mientras que la evolución de los nopales del altiplano, que son más de 180 especies, al parecer está vinculada con la de las abejas.
De las 870 especies de cactáceas que existen en México, 37 poseen categoría de riesgo, como el peyote, y esto se debe a las diferentes amenazas que han enfrentado a lo largo de los años.
Una de las principales amenazas para las cactáceas, señala, es el cambio del uso de suelo de su hábitat, en donde no han cesado las perturbaciones a las comunidades naturales, como el uso de insecticidas.
“Las cactáceas son plantas que necesitan de insectos para la polinización, y si las rocían con insecticidas desde avionetas, matan las poblaciones interactuantes de las cuales dependen las plantas y a su vez se acaba con los alimentos derivados”.
Una de las amenazas históricas para las cactáceas ha sido el saqueo, el cual alimenta todo un mercado ilegal sustentado básicamente por una exigente demanda internacional. No obstante, el ecólogo asegura que si bien ni el saqueo de plantas ni el de semillas ha desaparecido, éste se ha ido topando contra una cada vez mayor conciencia campesina que protege sus recursos naturales.
“Hace 30 años llegaban tráileres de japoneses que por cinco pesos se llevaban miles de plantas. Cuando yo era estudiante conocí poblaciones enormes de peyote que cuando he vuelto a esos sitios ya no he visto ni uno.
“Sin embargo, esto ha ido cambiando y hoy las comunidades campesinas están muy organizadas y no permiten el saqueo. Son los grupos indígenas y campesinos los que mejor protegen los recursos naturales del país.”
Otra amenaza que enfrentan las cactáceas es el cambio climático, ya que un aumento de la temperatura y una disminución de las lluvias pueden acabar con especies enteras de éstas.
“Las cactáceas tienen un origen tropical, y las plantas que menos resisten un cambio climático son las tropicales. Algunos grupos, como los nopales, han evolucionado y pueden vivir en ambientes más secos, pero en general, y contrario a lo que se piensa, las cactáceas no son tan resistentes a un cambio ambiental.”
Cuando son pequeños, los cactus no resisten la radiación directa, por lo que necesitan sombra, humedad inicial y, en con frecuencia, una planta nodriza para asegurar su ciclo vital.
“Hemos encontrado que para ellos no sólo la sombra es importante; también la conexión con otras plantas que producen nutrientes en el suelo que llegan a la cactácea. Si las nodrizas resultan afectadas con el cambio climático, puede darse un efecto dominó sobre las especies y provocar cascadas de coextinción.”
Valiente Banuet asegura que la mayor amenaza que hoy enfrentan las cactáceas mexicanas es la invasión de la larva de la mariposa Cactoblastis cactorum, de origen argentino y depredadora de cactus, especialmente de nopales.
“Esta larva se usó como control biológico para poblaciones de cactus en Australia, de donde se llevó a otras partes del mundo. Ya se han reportado poblaciones de este insecto en Florida, por lo que pensamos que de invadir México sería un desastre brutal para las cactáceas, pues se come los tejidos e impacta en la biodiversidad”, explica.
Para conservar la variedad de cactáceas, el investigador –que desde hace años trabaja en la zona poblana de Tehuacán-Cuicatlán– dijo que es importante aprovechar la utilidad que ofrecen los cactus.
“La humanidad descansa sobre 12 plantas, entre ellas trigo, maíz o arroz; sin embargo, México tiene 7 mil plantas útiles y muchas son cactáceas.”
“Si México, como el centro de origen de cactus más importante del mundo, hiciera un buen uso y manejo de sus plantas útiles, ello sería muy importante para el desarrollo del país”.
Explica que de los cactus se pueden producir semillas para alimentación –con alto nivel proteínico–, medicamentos y una gran variedad de frutas con mucho sabor.
“Por ejemplo, la pitaya, que es mexicana, la están produciendo los israelíes con gran esfuerzo, porque no tienen sus polinizadores; nosotros, que los tenemos, no aprovechamos”, expresa.
“Los gobiernos no ven la relevancia que tiene ser un país megadiverso como México y los beneficios que esto nos puede traer. Hoy, los principales productores de cactáceas no están en el país, porque en vez de utilizar nuestros recursos naturales, estamos permitiendo que se los lleven y que utilicen nuestra herencia biológica”, concluyó el especialista.