La Jornada, 11 de abril de 2010
Desastre en el campo por el neoliberalismo
A 91 años de la muerte de Emiliano Zapata el saldo es negativo por casi tres décadas de políticas neoliberales del gobierno y sus efectos de estancamiento y retroceso en el campo.
La numeralia del desastre se debe a la caída drástica del producto agrícola; reducción del gasto publico en el sector de 2.5 a 0.5 por ciento; retiro del apoyo de la banca de desarrollo, de 60 por ciento en 1982 a sólo 12 por ciento en 2007.
También se sacrifica al campo en pro del libre comercio internacional; hay baja en los niveles de producción y productividad, decreciente riqueza y mayor concentración de ésta y un impacto en el creciente flujo migratorio del campo a la ciudad.
La verdad estadística de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares de 2006 muestra que 3.5 millones de hogares rurales (18 por ciento del total de la población del país) subsiste con menos de 20 pesos diarios.
El nivel de productividad rural en 27 años de neoliberalismo arroja que en 2008 la producción de básicos por habitante disminuyó 1.5 por ciento en granos básicos, 5 por ciento en carne y 14 por ciento en leche.
El imperativo en políticas públicas es reactivar las actividades rurales con visión integral y sustentable, para revalorar al campo en la búsqueda de autosuficiencia y seguridad alimentarias, y así no eludir el espíritu y contenido de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable.
Éste último considerando fue el reclamo del movimiento Zapata Vive, de las organizaciones de trabajadores y de productores rurales nacionales y regionales que se manifestaron en la ciudad de México el pasado 10 de abril.
Guillermo Portugal Vela, asesor del sector social rural
A 91 años de la muerte de Emiliano Zapata el saldo es negativo por casi tres décadas de políticas neoliberales del gobierno y sus efectos de estancamiento y retroceso en el campo.
La numeralia del desastre se debe a la caída drástica del producto agrícola; reducción del gasto publico en el sector de 2.5 a 0.5 por ciento; retiro del apoyo de la banca de desarrollo, de 60 por ciento en 1982 a sólo 12 por ciento en 2007.
También se sacrifica al campo en pro del libre comercio internacional; hay baja en los niveles de producción y productividad, decreciente riqueza y mayor concentración de ésta y un impacto en el creciente flujo migratorio del campo a la ciudad.
La verdad estadística de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares de 2006 muestra que 3.5 millones de hogares rurales (18 por ciento del total de la población del país) subsiste con menos de 20 pesos diarios.
El nivel de productividad rural en 27 años de neoliberalismo arroja que en 2008 la producción de básicos por habitante disminuyó 1.5 por ciento en granos básicos, 5 por ciento en carne y 14 por ciento en leche.
El imperativo en políticas públicas es reactivar las actividades rurales con visión integral y sustentable, para revalorar al campo en la búsqueda de autosuficiencia y seguridad alimentarias, y así no eludir el espíritu y contenido de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable.
Éste último considerando fue el reclamo del movimiento Zapata Vive, de las organizaciones de trabajadores y de productores rurales nacionales y regionales que se manifestaron en la ciudad de México el pasado 10 de abril.
Guillermo Portugal Vela, asesor del sector social rural