Andrea Bárcena
■ Calendario cósmico
Ocupado primero en sobrevivir y luego en dominar la naturaleza, convencido de ser amo y rey del planeta y de que puede disponer de él a su antojo, el ser humano ha descuidado el conocimiento de su propia condición. Nuestro tiempo en la Tierra es insignificante comparado, por ejemplo, con los 150 millones de años que lo habitaron los dinosaurios. Podemos desaparecer sin que nada importen nuestras huellas.
Hoy que la mentalidad necesita transformarse para sobrevivir en el planeta, es necesario que los niños aprendan la condición humana. Para ese propósito el calendario cósmico de Carl Sagan es un magnífico recurso didáctico educativo para un futuro viable.
El ser humano es un recién llegado a la Tierra, según este calendario. Si comparamos la historia del universo con un año de nuestra existencia, podríamos decir que toda la historia de la humanidad corresponde sólo a la última hora y media del 31 de diciembre. La conciencia de nuestra mínima presencia en los océanos de tiempo del universo, como dice Sagan, nos vuelve inevitablemente humildes.
Como si contáramos un cuento, los niños y adolescentes encontrarán interesante y divertido el recorrido del calendario cósmico con la guía de maestros o de padres. Por ejemplo: la Gran Detonación ocurre el primero de enero; el origen de la Vía Láctea el primero de mayo. El 9 de septiembre se origina el sistema solar. La Tierra se forma aproximadamente el 25 de septiembre. Las rocas conocidas más antiguas se forman el 2 de octubre y la fecha de los fósiles más antiguos (bacterias y algas verdiazules) es el 9 de octubre.
El primero de diciembre la atmósfera de la Tierra empieza a contener oxígeno. El 16 aparecen los primeros gusanos; el 19 los primeros peces y vertebrados. El 26 surgen los primeros mamíferos, y durante los días 27 y 28 pueblan la Tierra los dinosaurios, que se extinguen mientras aparecen las primeras flores. Los humanos como tales surgen hasta el 31 de diciembre, después de las 20 horas. La invención de la escritura se habría producido en realidad únicamente nueve segundos antes de fin de año.
Los dinosaurios habitaron la Tierra, por un tiempo muchísimo mayor de lo que nosotros hemos estado en ella, desaparecieron, sobre todo, por antieconómicos; es decir, el planeta no pudo sostenerlos, como no podrá hacerlo con los humanos si no transformamos nuestra mentalidad.
Si logramos que niños y jóvenes lo comprendan, tal vez puedan –no salvar al planeta–, sino su permanencia en él.