Julio Boltvinik
■ Homenaje a Bolívar Echeverría (1941-2010) / I
■ Su teoría del valor de uso complementa la teoría del valor de Marx
La entrega del 3 de agosto de Economía Moral empezó así:
“Creo que esta discusión entre marxistas que no están sometidos a la idea de que hay una autoridad que definirá cuál de los dos tiene la razón, que esta posibilidad de discutir, es justamente algo que se abre en revistas como Desacatos. En este sentido, me complace mi participación en esta presentación”. “Decidir sin tutela, a partir del juicio propio: este postulado kantiano del comportamiento que debería ser propio del individuo ilustrado, sólo se vuelve realmente posible con el apogeo del Homo Legens”. Estas dos citas, que valoran altamente la autonomía del individuo, provienen del mismo autónomo autor: Bolívar Echeverría.”
Hoy Economía Moral tiene que compartir con sus lectores el dolor y el luto por la muerte (el 5 de junio) de este autónomo autor, de creatividad extraordinaria y maestro impar de muchas generaciones. El martes 8 se llevó a cabo un homenaje a Bolívar Echeverría (Bolívar en adelante) en el Foro de Siglo XXI Editores con una asistencia multitudinaria que rebasó la capacidad del local. (Véase nota de Ángel Vargas en La Jornada de Enmedio del día de ayer). En él, Diana Fuentes, su asistente, narró cómo era la lucha para entrar a las clases de Bolívar en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Llegar con mucha anticipación, hacer cola y colarse lo más rápido posible para tratar de alcanzar espacio, aunque sea “en el democrático suelo”. ¿Habrá alguien que pueda mantener clases de marxismo crítico al nivel de Bolívar?, me he preguntado en estos días. Otra pregunta es si el altísimo nivel del marxismo crítico al que llegó Bolívar podrá ser mantenido en México.
Luis Arizmendi, uno de los ex alumnos más destacados y capaces de Bolívar (director de la revista Mundo Siglo XXI una de las mejores revistas de pensamiento crítico en México), presentó ideas centrales para la comprensión del pensamiento de Bolívar. Resumo, a base de extractos, no siempre textuales, el texto de su intervención en el homenaje:
La mejor manera de rendirle homenaje a Bolívar consiste en difundir la especificidad de su contribución para el marxismo del siglo XXI. Tres coordenadas definen esta especificidad. La primera es: Bolívar es un hijo pródigo del 68. Su marxismo es incompresible sin el 68: la primera respuesta global, anti autoritaria, al contrasentido que el capitalismo le imprime a la modernidad volviéndola devastación. Del 68 mundial, el más radical fue el 68 alemán en el cual Bolívar formó parte del grupo de Rudi Dutschke, quien lo dirigió. Ésta es la época de la que va a nacer Bolívar, quien, oponiéndose a ella, va a hacer estallar los marcos con los que el marxismo en el siglo XX había sido absorbido y doblegado por el mito del progreso. Nada de que el capitalismo garantiza conducirnos a niveles de vida cada vez mejores y se va a convertir espontáneamente en socialismo. Ninguna aceptación de la historia como destino. Para Bolívar, la historia de la modernidad capitalista es en sí misma la marcha de una catástrofe. Pero si ve cómo se acumulan ruinas sobre ruinas, no lo hace para hundirse en el desaliento, sino desde un paradójico pesimismo activo o esperanzador. Ve en la historia moderna no el predominio del progreso sino de la barbarie. El suyo es un discurso que prepara el renacimiento del marxismo en el siglo XXI. Si algo vuelve su erudita obra –no estoy exagerando– la contribución más importante para el marxismo del siglo XXI es este doble movimiento que rebasa al marxismo hecho mito del siglo anterior y a la vez forja una comprensión de la nuestra como una era cada vez más amenazada por la combinación de progreso y devastación. La segunda coordenada: su prolífica y peculiar lectura de El Capital de Marx como una odisea en la que la modernidad se torna devastación. En su obra [y en sus clases], la Crítica de la Economía Política es leída como la prueba de que la odisea de la modernidad capitalista es la combinación interminable de progreso y devastación. Desde el capítulo primero, introduce una teoría radical de la crisis que sustenta en su innovadora concepción del valor de uso que será posicionado como el fundamento de un nuevo marxismo: desde él se van a medir los alcances de la devastación. Heredar a Bolívar exige desarrollar esta coordenada de su pensamiento. Nada de que el marxismo murió en la noche posmoderna. La tercera coordenada: Bolívar, haciendo del trans-capitalismo fundamento de la trans-disciplinariedad, realizó una de las más eruditas contribuciones al debate mundial de frontera en las ciencias sociales y la filosofía. No buscó saltar sino romper las fronteras entre las más diversas disciplinas al conectar autores distintos e incluso contrarios entre sí: Marx, Heidegger, Weber, Braudel, Walter Benjamín, etcétera. No se negó a las más diversas y contrapuestas interlocuciones. No hermético, sí antidogmático, siempre buscó un diálogo múltiple y abierto: economía, filosofía, antropología, historia, política, sociología, semiótica y estética, todo esto estaba allí, pero desde un mirador en el cual lo que se indaga es la afirmación del sentido para la historia o el sujeto. El avance de la historia moderna como la encarnación de macro-fuerzas que nos subordinan, es incomprensible sin la responsabilidad del sujeto: la enajenación está allí, pero siempre es elección porque la elección puede ser desenajenación que detenga la catástrofe. En el siglo XXI, Bolívar Echeverría no fue, es un rayo de luz que intenta resistir que la modernidad sea convertida en una era de oscuridad; ahora nos toca a nosotros heredarlo para que ese rayo ilumine la transformación del porvenir.
En mi intervención, puse énfasis en una de sus más importantes contribuciones que Arizmendi ubica en la segunda coordenada. Sostuve que Bolívar formuló la teoría del valor de uso que complementa la teoría del valorde Marx, llenando así un hueco de casi 150 años, al completar la visión de los dos lados de la forma elemental de la riqueza en las sociedades en las que impera el régimen capitalista de producción. En su ensayo clave al respecto (“El valor de uso: ontología y semiótica”, en su libro Valor de uso y utopía, Siglo XXI editores, 1998) Bolívar presenta la tarea emprendida (que califica como reconstrucción y no como formulación teórica) como necesaria ante la disimetría del discurso de Marx:
Las páginas que siguen parten de la idea que el aporte central del discurso de Marx a la comprensión de la civilización moderna está en el descubrimiento, la formulación y el análisis crítico... del comportamiento de trabajo y disfrute que el sujeto humano mantiene con la naturaleza, constituido como una realidad contradictoria: por un lado, como un proceso de producción y consumo de ‘valores de uso’ y, por otro, como un proceso de ‘valorización del valor mercantil’ de los mismos. En término estrictamente teóricos, una concepción de lo que son los objetos de la vida práctica en su forma fundamental o ‘natural’, en su presencia como ‘valores de uso’, precede y determina necesariamente la percepción que tiene Marx de aquello que viene a contradecir este modo de ser y esa presencia: del ser para la valorización y del estar como valores que se valorizan. Una concepción implícita que sostiene todo el edificio de la crítica de la economía política. Pensamos, sin embargo, que el aporte central de Marx a una comprensión crítica de la modernidad adolece de una disimetría o unilateralidad; que las amplias y penetrantes investigaciones del proceso de acumulación del valor capitalista —de uno de los dos lados del comportamiento económico contradictorio de la sociedad moderna— no se acompañan de investigaciones similares capaces de hacerles contrapeso en el terreno del otro lado de ese comportamiento, el del ‘valor de uso’ y su reproducción. Justificamos así nuestro trabajo, como un aporte a la reconstrucción de esa concepción de la ‘forma natural’ de las cosas como ‘valores de uso’, implícita en la “crítica de la economía política” y sin cuyo esclarecimiento ella queda incompleta y en muchos sentidos enigmática” (pp.154-155).
Bolívar explica por qué en la época de Marx no era posible emprender esta tarea: “el problema de la naturalidad de las formas sociales y de las definiciones de valor de uso sólo aparece de manera enfática en la vida real cuando el desarrollo capitalista hace estallar... los milenarios equilibrios locales entre el sistema de necesidades de consumo y el de las capacidades de producción” (p. 156)